Casona Las Cinco Calderas

La estancia fue muy agradable. Fuimos con perro y desde el primer momento fue todo de maravilla. El prado que tienen para que jueguen los perros, un acierto. El personal encantador, desde la recepcionista, pasando por el personal de limpieza y desayuno (bufet asistido). La cafetería- bar self-service, me parece una idea muy adecuada. En fin, para nosotros fue muy relajante en un entorno muy bonito, tanto fuera como dentro de la casona. Repetiremos.

Estancia muy agradable, casona con mucho encanto, muy bien rehabilitada, muy limpia y con personal muy amable, la estancia es como estar en casa, estupendo si viajas con un perrito. Por poner un pero, sería útil una neverita en la habitación, para poder tener agua fría. Aunque a mi no me afectó el calor, también estaría bien el contar con aire acondicionado.

El trato es inigualable. Las diferentes estancias (bar, biblioteca, comedor) están decoradas con detalle y muchísimo gusto. El propio edificio es impresionante y las zonas exteriores y jardín son ideales. El desayuno estaba delicioso (los productos son, en lo posible, de la tierra y de muy buena calidad). La habitación preciosa y acogedora, y la cama, comodísima. Recomendadísimo!

La casona una preciosidad, los jardines un lujo para la vista y disfrutarlos, la habitación amplia y limpia , vistas que alimentan, desayunos y cenas-picoteo perfectos para nosotros , ubicación de la casona para moverte por Cantabria ... perfecta . Dejo para el final lo mejor de todo ... el trato de todo el personal desde que nos levantabamos hasta la noche . La atención recibida no tiene precio . Muchas gracias por todo. Teresa y Miguel Angel

Nos encantó. La casa es una preciosidad y el personal no puede ser más atento. Está genial situado para moverte por la zona y los desayunos y cenas buenísimos. Y el gel y la crema corporal huelen de maravilla. Un diez en todos los sentidos y por si fuera poco nos hizo un tiempo maravilloso.

Hemos pasado varios días en la casona y no hemos podido sentirnos más a gusto. Está muy bien ubicada para conocer Santander y parte de Cantabria, ya que la zona es tranquila pero a la vez está cerca de todo (de Santander, de pueblos costeros, las playas a 5 minutos...) Nos alojamos en una habitación doble espaciosa, muy cómoda y confortable. Las zonas comunes son preciosas, el jardín super cuidado. En el salón hay un bar, donde puedes tomarte algo a cualquier hora ya que te sirves tú mismo (anotas la consumición) nos pareció una idea muy original. En la biblioteca mi pareja pudo teletrabajar, conectado a una red WiFi excelente (que no es lo habitual en un hotel). El desayuno completísimo, incluso nos sirvieron aguacates (tienen un aguacatero enorme en el jardín), todo son productos locales y de calidad. Nos quedamos dos noches a cenar. Ofrecen comida casera, con productos de su huerta. Mención aparte el cous cous de verduras, que nos supo a gloria! El personal es atento, amable, sonriente y te hacen sentir como en casa... Muy agradecidos por las indicaciones turísticas de la chica de recepción ( un encanto). Hasta la perrita de la casona es adorable!! Nos marchamos sabiendo que volveremos. Gracias por todo!!

El hotel es un lugar muy bonito, tanto la casona como sus alrededores, y cuentan con un personal sumamente atento. Las habitaciones son espaciosas, muy cómodas y muy limpias. Es un lugar donde se respira tranquilidad todo el día, rodeado de verde, y a unos cinco minutos del mar, nos vamos encantados!

La único real es la fachada, hicimos la reserva por las fotos que se veían unas habitaciones e instalaciones, muy bonitas y con el sello de calidad de Cantabria. Un edificio histórico por fuera por dentro un albergue, por lo que pagamos por temporada alta fue caro. La habitación el olor a humedad era muy fuerte, tanto que tuvimos que comprar ambientador, para poder dormir. El ruido no deja dormir porque no está insonorizadas las ventanas, hay una carretera que pasan coches constantemente La habitación no estaba preparada para el calor, no tenía mosquiteras todas las ventanas, por lo que había plaga constantemente Hay horarios para el desayuno que dicen buffet, el cual es un café pésimo, pan tostado y poca variedad El agua caliente, le cuesta calentarse, el agua está agradable cuando has terminado de ducharte, un plato de ducha diminuto e incómodo. La habitacion sin condiciones de almacenaje, el colchón de pésima calidad, una tabla de madera y un colchón malo, que te levantas con dolor de espalda, todo es básico y sin detalles... Para el precio que pagamos, esperamos al menos comodidad y vistas, las cuales tampoco tuvimos, desde luego que no es un hotel 3 estrellas sino una pensión con muchas pretensiones Lo único correcto, son las empleadas, amables y cordiales. No leí las reseñas antes de hospedarme y confirmo las quejas de los cliente son ciertas cuando dicen que no es lo que se esperaban

Lás Cinco Calderas en un lugar mágico. Todo está cuidado al más mínimo detalle , Carlos y Reyes están pendientes de cualquier cosa que puedas necesitar y hacen que te sientas como en casa desde el minuto en el que entras por la puerta. Los desayunos son espectaculares , las habitaciones amplias , cómodas y muy bonitas decoradas , el jardín sin duda un sitio maravilloso en el que estar. Al igual que el salón , biblioteca , terraza …. Tiene un ambiente tranquilo y familiar que engancha . Solo queremos volver !