Hostería Hostal la Barbacana

Tramacastiel es un pueblo con muy pocos habitantes (no llegan a 20 en invierno). La hostería "La barbacana" es un sitio excelente donde pasar un fin de semana tranquilo, alejado de todo, hacer alguna de las rutas de senderismo cuyos detalles puedes encontrar en la propia hostería, o visitar algunos pueblos de la comarca, incluso Albarracín y Teruel capital. Las habitaciones son básicas, pero confortables. En el bar, siempre "concurrido", se come muy bien y a precios razonables. Marta y su marido brindan una atención inmejorable. Te sientes cómodo, como en casa.

Très bon hôtel, propriétaire très agréable et gentille. Repas excellent et copieux. Très bon qualité prix.😘 Nous avons passé un agréable moment. Un petit village atypique avec plein de petites décorations dans le village. Très jolie église

Triste. No es suficiente que seas amable para que te atiendan bien. Has de ser un conocido. Con sólo 3 mesas ocupadas, tardaron una hora y diez minutos en traerte el desayuno. A continuación nos traen las tostadas tan secas y duras que tuve que pedir otras al natural y que no las tueste. Obviamente, las que trajeron se las dí a un perro que pasaba por allí y lo pagué todo. Pero la noche anterior fué peor porque a cincuentaicinco centímetros del grifo de la cerveza de barril que acababa de cambiarse por vaciado, la señora lista que la servía y que acababa de servirla a tres señores conocidos que la pidieron, cuando me tocó el turno, en lugar de cojer una copa vacía y llenarla para mí, lo que hizo bajo mi atenta mirada y sin cortarse un pelo, fué cojer una copa medio vacía con cerveza del anterior barril que se terminó y que tenía bajo la barra y la rellenó hasta arriba del grifo con el nuevo barril. Yo inmediatamente la probé y la indiqué que estaba desventada y que volviera a darme una cerveza entera del nuevo barril, porque la ví lo que había hecho. Y ella enfadada por la pillada, me dijo que no es verdad y que psicologicamente yo había percibido eso. Y con esa cara tan dura, me sirvió seguidamente la nueva cerveza y decidí no liarla por su expresión, sentándome con mi familia. Esto es rastrero y mezquino por su parte. Pues se cree que los demás somos tontos y ella la astuta. Penoso. Y tardamos ademas una hora entera para que nos trajeran la cena tras dicha discusión. Luego, el dócil marido que está encadenado a la cocina y a sus gritos para espabilarle, nos acusa en un chat como este de llevarnos toallas y cojines de la habitación (por cierto ropa de cama muy desgastada por uso), en represalia probablemente por el episodio de la cerveza de antes. Pero lo peor fue remontando al principio a la llegada, cuando tras haber contratado precio online previamente, nos indicó un precio incrementado y ademas para una habitación con menos metros cuadrados que la que abonamos en su día. Y tuve que pagarlo al encontrarnos a 300km de mi domicilio. Creo sinceramente, que salvo la pobre madre anciana que la ayudaba en la cocina y Maricarmen la camarera, el resto debería hacer algún curso de reciclaje de 35 horas para mejorar la tención al cliente. Porfavor, sean más serios con lo forasteros. Y cambien algún colchón de cama doble. Por el uso ya longevo te hundes demasiado. Gracias.